Después de algunos años pintando en el taller, hay rastros de pintura y materiales por todas partes. En un momento de impaso pictórico, decidí plasmar el rastro cotidiano de pintura que me acompaña constantemente. Objetos del día a día, manchados y salpicados por mis trazos de pintura. Una manera de inmortalizar o recrear mi entorno más inmediato.
En este caso pinté sobre un soporte distinto, en lugar del lienzo, sobre objetos tridimensionales, uno tras otro, para generar al final un conjunto de piezas que agrupo y dispongo en distintos bodegones, que son las fotografías que se muestran en esta colección.